Tal como indica la ley de Murphy los apagones siempre transcurren en el peor momento. El pasado 26 de enero, poco después de las 10 de la mañana, el casco urbano de Lalín (Galicia) y buena parte de su entorno se vieron afectados por un apagón en plena de mañana. El suministro se paró a las 10:20 y hasta las 15:10 no se recuperó en toda el área afectada.
Fueron cinco angustiosas horas para los particulares, pero también para los negocios. Bares, restaurantes, las empresas del polígono industrial cercano, los ganaderos del entorno… El corte afectó también a los bancos, las farmacias o las clínicas dentales, que no podían operar normalmente. De hecho, algunos establecimientos tuvieron que cerrar para no verse acosados por los clientes y por seguridad.
El apagón también dejó en condiciones mínimas a supermercados, estaciones de servicio, comercios, hoteles, etc. El centro sanitario o la oficina de policía son de los pocos servicios que siguieron operativos, ya que contaban con generadores de emergencia.

MILES DE USUARIOS Y MILLONES DE PÉRDIDAS
El resultado, 6.000 usuarios afectados y millones de euros perdidos por un árbol de gran envergadura caído sobre un poste de alta tensión. Y casi lo peor, la sensación de desamparo de unos y otros ante la falta de información de la compañía sobre la avería y sobre cuando se recuperaría el servicio.
El apagón en la comerca de Deza afectó a miles de usuarios, pero quienes más dinero han perdido han sido empresarios, comerciantes, hosteleros y ganaderos. La Asociación de Empresarios de la zona ha aprovechado para denunciar que ya hace tiempo que sufren microcortes en el servicio que causan desperfectos en maquinaria y equipos electrónicos.
LA ÚNICA MANERA DE EVITARLO
Aunque se trata de un accidente imprevisible, cada año suceden unos cuantos apagones estas características. Por eso es recomendable contar con un generador de emergencia. Estos equipos entran en funcionamiento automáticamente cuando detectan una avería y mantienen el suministro para que empresas y granjas puedan seguir funcionando y para que las casas particulares no se queden sin servicios básicos. A menudo el uso de grupos electrógenos de emergencia se identifica con servicios públicos, pero las empresas pueden ahorrar mucho dinero en casos como el del apagón de Lalín.
