Quizás la mejor prueba de que un apagón masivo es posible, aunque poco probable, es que las instituciones públicas preparen simulacros, por si acaso. Así, esta semana la Comunidad de Madrid ha llevado a cabo un simulacro a gran escala en una instalación clave para el suministro de agua potable en la región: la sede del Canal de Isabel II de Majadahonda.

Más de 50 profesionales, bomberos, sanitarios o policías ha participado en este ensayo, que ha planteado un escenario de película. Un ataque informático obliga a desconectar todos los equipos de la instalación, una de las mayores potabilizadoras de la región, mientras un incendio bloquea la galería de servicio de la instalación de la entidad pública. Un argumento digno de una película de Bruce Willis.

Hay que recordar que Canal de Isabel II controla desde esta instalación de Majadahonda el abastecimiento a más de 6 millones de personas a través de los 13 embalses junto a 33 grandes depósitos reguladores; cerca de 20.000 kilómetros de red de aducción y distribución; 200 estaciones de bombeo de agua potable y residuales; más de 13.000 kilómetros de alcantarillado; 63 tanques de tormenta; 785 kilómetros de colectores y emisarios; o 156 estaciones depuradoras de aguas residuales.

Finalmente el Canal de Isabel II ha restablecido el suministro energético total en la planta gracias a sistemas alternativos de suministro eléctrico, o sea, generadores de emergencia, que han permitido recuperar el control de la instalación mientras los técnicos eliminaban el virus informático de marras. Mientras tanto, un equipo de bomberos y personal de emergencia han sofocado el incendio con la colaboración de efectivos de la policía local de Majadahonda.

Es bueno saber que una instalación de estas características está preparada para emergencias. La pregunta es, ¿Están todas las instalaciones sensibles igual de preparadas? ¿Tienen las instituciones públicas y las empresas un plan de emergencias para sobrevivir durante un apagón?